La segunda carrera del calendario es la Cursa de Badia que en este 2023 no traía novedades, un recorrido exigente que siempre se ha caracterizado por ser extremo.

El tiempo preveía lluvia y la última edición que llovió lo hizo con fuerza. El resto eran días de calor insoportable. El día comenzó finalmente con una temperatura aceptable unos 17 grados que fue en aumento.

Tras el calentamiento y ver que las sensaciones eran de descanso, aunque aun con falta de ritmo, la carrera se inició unos minutos más tarde de la hora prevista. Éramos pocos participantes, por lo que la salida fue limpia y fácil, por el lado derecho y controlando el ritmo, estabilizando a 4:45 al final de la primera recta.

Con la mirada puesta en los corredores de delante, los primeros kilómetros fueron constantes, manteniendo la distancia con los de delante, aunque perdí alguna posición al inicio.

El calor iba en aumento, y el ritmo en descenso, tras la primera subida por el Fonollar el ritmo ya rondaba los 4:05 y pronto se pondrían en 4:15.

Al acabar la primera vuelta había perdido alguna posición más, el grupo delantero se iba alejando aunque no se perdían de vista.

Nuevamente en el Fonollar el ritmo ya era a 4:20 y notaba esa falta de ritmo de hace unos años.

Las bicicletas de la primera chica me perseguían, me impedían controlar la distancia con la corredora de detrás y por momentos me bloqueaba la trazada al rodar en paralelo a mí.

Finalmente, un último tramo de ritmo constante, dando un punto extra en la larga recta final con bastantes desniveles hasta llegar a la meta en 13ª posición con un tiempo de 43:01 a menos de un minuto de los tres anteriores.

Aun con falta de ritmo, pero pensando ya en el próximo reto dentro de un mes, la Cursa de Muntanya de Rubí 2023