Era hora de algo más serio, más largo y más duro. La Mitja Marató Sant Cugat era ideal para empezar una nueva etapa para mejorar marcas y la marca de Media Maratón era el primer intento. Cuatro años después de esa marca de 1h32m40s de 2019 se veía una marca muy lejana a la acostumbrada que rondaba entre los 42 y 38 minutos y era el momento de saber si había sido suerte o no.

Así que saqué la planificación de 2019 y la distribuí según el calendario y los días en los que entrenaba en este 2023. Como había alguna semana más, adapté los entrenamientos con alguna sesión más. Luego apunté cada uno de los entrenamientos y tiempos que fui haciendo con la idea de ir mejorándolos, como mínimo los más importantes (los que no eran de recuperación) y más o menos así fue, mejorando los registros. Así que la incógnita iba a ser la temperatura y el estado en el que iba a hacer la carrera. 

En cuanto a molestias, la lumbalgia se mantenía a raya, el dolor en el pie seguía molestando en curvas de izquierdas todo y que durante la carrera no me molestó y en el pie derecho vino una especie de fascitis, un dolor en la planta, pero que no influía a la hora de correr. 

Llegó el día y la temperatura era fría, por lo que era buena, pero teníamos bastante viento y eso podía ser un problema, sobre todo porque no lo tuvimos a favor prácticamente en ningún momento. Pero hubo un error que cometí que me llevó a diferentes errores. 

El primer kilómetro fue controlado a un ritmo de 4:02, me veía suelto, me acompañaba un amigo de Badía, Waldo íbamos charlando en esos primeros metros. Cumplido ese primer kilómetro él aceleró a capturar la liebre de 1h25m y yo me quedé tras la de 1h30m. 

Para esta carrera, en mi reloj me configuré una pantalla que me predecía el tiempo final, me marcaba 1h30m por lo que iba por encima de la marca. Y ese fue mi segundo error, basarme en esa predicción y no en el ritmo como estaba acostumbrado. 

El primer error fue salir los primeros 10K muy por encima del ritmo objetivo, ya que realmente mi marca estimada en la salida era 1h26m, muy por encima de mis posibilidades. Esto conllevó otros errores.

En el KM2 llegamos al centro, me veía con fuerzas y pasé a la liebre. Sentirme encerrado, sin poder ir a mi ritmo me molestaba, por eso no me gustan las liebres. La adelanté y continué mi ritmo. Tenía a Waldo en el horizonte como referencia. En las subidas iba bastante bien, hasta llegar al KM7 en el que fui superado por la liebre. En esa larga recta veía que el ritmo y el desgaste del viento iba haciendo poco a poco mella. Tenía delante a la liebre y un poco más adelante a Waldo que se alejaban lentamente.

Me iba descolgando y mi marca iba bajando, tras la primera vuelta acabando los 10K en un muy buen tiempo de 42m24s vi mi objetivo en 1h33m y cambié mi objetivo siendo el de mantener el ritmo. En la segunda vuelta iba bien de tiempo, pero notaba las fuerzas justas hasta llegar al kilómetro 14 en el que perdía distancia con la liebre y me iban adelantando. En la segunda zona larga me crucé con Waldo que animé a apretar, pero él negaba con la cabeza, lo veía agotado y era normal con el sobreesfuerzo del viento. Yo intenté sacar fuerzas y mantener el ritmo, pero era difícil. 

Ya me había dejado ir, el reloj marcaba 1h35m que iba bajando a 36 y me propuse como objetivo bajar de la hora y 36 así que aguanté el ritmo hasta el último kilómetro en el que aceleré un poco.

Llegué a la meta y me encontré con varias sorpresas. La primera eran dos arcos y tres zonas de lectura, no sabía cuál era la correcta por lo que debía apretar hasta el final. La otra era que el reloj marcaba 1h32m, pero mi mente no lo asimiló, dio por hecho que el reloj estaba bien, así que sin mucho esfuerzo llegué a meta con alguno que llegaba a la par en sprint. Supuestamente con un 35.

Un poco desorientado me pusieron la medalla y busqué a mi familia que no había conseguido ver en la recta de meta, charlé con Waldo que me preguntó el tiempo. 1h33m18s. Tan solo un minuto de mi tiempo, no me había percatado del tiempo final. Era un muy buen tiempo, pero tenía mal sabor de boca en ese momento. 

El motivo era el error del reloj. Con los datos correctos hubiese conservado al inicio. No hubiese adelantado a la liebre guardando fuerzas y lo hubiese superado seguramente. Incluso con esos errores de haberme dado cuenta hubiese sufrido en los últimos kilómetros para recuperar ese minuto o no perderlo. Así que el plan de entrenamiento fue bueno, sin viento hubiese sido más fácil y con los datos correctos la estrategia hubiese sido diferente superando esa marca. Así que, si se puede, en 2024 iniciaré un nuevo intento.