Este año se juntaban en dos semanas de diferencia la Cursa de Badia y la Cursa de Muntanya de Rubí, por lo que había que realizar una preparación mixta de velocidad, distancia y desnivel.

Pocos días antes, esos entrenos de montaña trajeron consigo un pequeño esguince. Nada grave pero molesto. Se llegó con cansancio, con el pensamiento del día después para la siguiente carrera.

El día estaba nublado, fresco y húmedo el ambiente. La primera bajada a un ritmo inferior a 4 min/km, pero de forma controlada en pocos metros ya me colocó en el espacio de ritmo correcto. Con Xavi de referencia se iniciaba la primera subida hasta el río. Una vez en el río poco a poco avanzaba a algún corredor.

Llegó el KM4 en la recta más larga y mantenía el ritmo, un ritmo rápido que había vuelto a bajar del 4:15 a 4 hasta iniciar la segunda vuelta en la que siempre hace mella el cansancio.

Durante la primera subida de la segunda vuelta el ritmo ya bajaba a 4:25, pero no fue hasta acabar las subidas que me fueron superando varios corredores, hasta 5 en pocos metros, se mantenían a la vista, pero el ritmo era mantenido, no mejoraba ni empeoraba.

Notaba la musculatura tensa en las rectas largas, de ritmo mantenido, y llegó el tramo final, con una pequeña distancia hacia la primera clasificada e imposible alcanzar a los de delante, me dejé llevar en los últimos metros para disfrutar de la meta. Un puesto 20, con la pérdida final de puestos con un tiempo de 42m29s finales.

Recuperación rápida y a preparar/pensar en la siguiente cita en tan solo 7 días de diferencia.