Acaba el año y es de parada obligatoria la Cap d’any race, como no puede ser el último día del año. Por 15o año consecutivo y después de 10 ediciones de la trasladada Sant Silvestre de Sant Cugat, se cierra el 2023 con la carrera del 31 de Diciembre.

Tras los buenos resultados de las Mitja de Sant Cugat, tracé un plan continuista de 10K para intentar bajar de los 40min, en los que entraban las variables de madrugones, frío, mucho frío, algún resfriado que frenaría el plan unos días y mucha velocidad.

Todo y que el plan fue bastante bien, notaba una pequeña falta de velocidad, misma sensación que tenía mientras me dirigía a la salida de la carrera. Una vez ahí, con una temperatura fresca y algo de aire, se dio la salida.

Los primeros metros fueron bastante controlados, con un ritmo de 4, notaba un ritmo fácil, un ritmo lento. Era bajada y la necesidad de acelerar era difícil de controlar. Una vez pasado el primer cruce conversando con Waldo nuevamente, pasada a mi familia que me animaba, el grupo se limpió un poco y seguí descendiendo por la larga recta hacia la Gran Vía (KM2) controlando el ritmo.

Finalizada la primera bajada, la incógnita era cómo respondería mi cuerpo y mi mente a las subidas. Tras dos kilómetros de bajada a un ritmo de 3.50min/km tocaba subir y no me sentía tan mal. Iba mejorando posición lentamente, muchos de ellos seguramente eran de la carrera corta de 5K. Pero no había problema con ellos.

El ritmo de subida había empezado bien a un ritmo de 4:04 aunque había caído en el KM4 a 4:10. Tras finalizar la subida, un corredor me cerró en el giro en la parte plana superior que casi me hace caer, realizando un esfuerzo para recuperar el ritmo.

El KM5 fue una larga recta de ida y venida con un falso llano, intentando recuperar ritmo, recuperar sensaciones y recuperar energía. Pasándolo con un tiempo de 20:23 el ritmo era bueno, pero aún quedaba la segunda vuelta.

Nuevo descenso de esta vez 1,5KM y el tramo estaba más limpio, tan solo un par de corredores cada 50 metros. Algunos con más ritmo me adelantaron, otros los adelantaba poco a poco con ritmos cercanos a 4:00 y volvía la incógnita de la subida.

Era el KM7 y me adelantaba la segunda clasificada, notaba el cansancio y empezaba a mentalizarme con el hecho de sufrir. El KM8 y 9 fueron duros, pero no sé si por el cansancio o por los corredores.

Pasaba el mercado y quedaban las últimas subidas, pero era muy difícil avanzar, muchos corredores rezagados de la 5K hacían que tuviera que trazar por los exteriores, las curvas se volvían lentas, algunas hacían que tuviera que pasar rozando las pilonas.

Llegado a la zona alta había una zona algo más limpia, momento en que me alcanzó la tercera clasificada, cogí la curva que subía a la meta algo ancha para esquivar rezagados y no molestarla, su ritmo era bueno y la perseguí, pero poco a poco iba cayendo y la iba avanzando, quedándose atrás.

Quedaban apenas 250 metros cuando de repente una marabunta de corredores de 5K que hacían imposible seguir el ritmo.

Zigzagueando de un lado para otro, avisando para que no cerraran el paso, finalmente con la meta a la vista crucé nuevamente la calle hasta el otro lado para entrar con espacio.

Sin poder esprintar, con un tiempo ya pasado de 41:31, cerca del mejor tiempo, un poco más lejos del objetivo de bajar de los 40 minutos.

Con una pequeña falta de ritmo sumada a algo de viento y mucho “tráfico” un buen resultado, el mejor en los últimos años y cerca del objetivo pero sin cumplirlo. Satisfecho con la mente en 2024.