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No había cuestas imposibles, ni infinitas, ni bajadas de infarto, aunque sí alguna dura y técnica al final, pero el sube y baja sin descanso, sin planos, sus senderos inestables lo hacían agotador para los músculos. No muy técnico, pero muy constante en cuanto a esfuerzo y desgaste.

Últimos tramos con dolores en gemelos, rodilla y tobillos en bajada se preveía algo más dura, pero se hizo más llevadero al ser los últimos kilómetros, aunque el ritmo no era el deseado.

Ese último tramo fue algo desagradable para el conjunto del gran recorrido. En la meta me esperaba mi mujer y mi compañero del club animándome en los últimos metros. Tras llegar, algo de sólido y líquido y un masaje de la mano del equipo de Miguel Angel de la empresa MADFORM.

Un gran trabajo de marcaje del recorrido y de los voluntarios que hicieron una gran labor, aunque algunos se equivocaron, yo no vi problema alguno. Excursionistas y runners con los que te cruzabas daban un plus de ánimos y diversión al recorrido y nunca estaba de más saludarlos.