29ª Mitja Marató de Sant Cugat – Tres citas y un objetivo

29ª Mitja Marató de Sant Cugat 2012

Llegado a esta cita no sería sensato realizar un análisis individual de la carrera. Es importante analizar el mes completo al tener tres grandes citas que repercutían entre sí durante el més de Septiembre. Después del mes de Agosto donde los excesos de helados y compañía junto con los calurosos entrenamientos que se soportan hacen que una larga distancia se prepare con dificultad.

pisadasmitjasantcugat2La primera cita, la primera media maratón en la primera semana de Septiembre obtuve unos resultados buenos y a la vez malos. El objetivo principal era bajar de las 2 horas y tomárselo con calma para afrontar los siguientes retos. Bajé de las 2 horas llegando al 1.48h, el punto bueno es que fue un buen resultado y el negativo es que de ahí salieron molestias en la rodilla que me impidieron continuar al máximo en los últimos dos kilómetros La fatiga pasó cuentas la semana siguiente tras un inicio muy bueno de la media que me hizo pasar los 10KM a tiempo medio de dicha distancia y la sensación de poder alcanzar un tiempo de 1.45 rondaba por mi cabeza al superar el KM20 a 1.40, así que para bien o para mal me acababa de establecer un nuevo objetivo, duro y difícil.

La siguiente semana fue de recuperación rápida ya que la siguiente cita era una 10KM en la que quería mejorar mi tiempo. Nada realista, la sensación fue de cansancio, el agobio, calor y la humedad hicieron el resto así que «los resultados no fueron lo esperado«. Me propuse disfrutar y practicar los tiempos. Alcancé a un compañero y rodamos a un ritmo medio de 4’57KM/min, suficiente para realizar un 1.45 en una media. Fue una carrera constante como práctica del siguiente reto. Tras esta carrera quedaban dos semanas de recuperación, pocas sesiones de entrenamiento y mucha fatiga fueron el plan de entrenamiento.

Una semana antes aun tenia molestias en los gemelos de la fatiga y preveía un resfriado que no me ayudaría a la segunda media maratón que sería la consagración en dicha distancia. Las sensaciones a dos días no eran realmente buenas. Aunque la posibilidad de resfriado y el dolor de espalda remitió la fatiga de los gemelos aún estaban presentes.

Como empieza a ser costumbre ya, me encontré a un amigo, ya era la tercera vez que lo encontraba y calenté dos veces a conciencia, nos fuimos a la salida, nos deseamos suerte y todo comenzó. El ritmo era lentísimo el trafico no nos dejaba avanzar y no estaba dispuesto a correr por las aceras como alguna vez había hecho. El primero kilómetro lo pasé a 5.30 y fui recuperando el ritmo. Sabía que la fatiga llegaría en la segunda tanda por lo que debía bajar el tiempo y rodar por debajo de los 5min/km.

Todo transcurrió hasta el KM7 en el que un transeúnte decidió cruzar por medio de la carrera. El grupo que en ese momento pasó tubo que frenar de golpe y la peor parte me la llevé yo que me la encontré de frente al ser el primero en cruzarse. Con piso mojado justo en un paso de peatones el resultado fue frenazo y patinazo que me castigó el gemelo. Necesité bastantes kilómetros para recuperar el ritmo y las sensaciones de mis piernas cuando en el KM12 la fatiga hizo descender el ritmo, apenas tenía fuerzas pero intentaba tirar.

En la segunda vuelta al recorrido justo donde antes se me habían cruzado, un corredor corpulento quiso ayudarse de mi para tomar la curva y cargando todo su peso contra mi, era mi zona maldita, casi me tira y me descolgó en plena subida, se hacia mas duro continuar, ya no sentía la música ni las indicaciones de tiempo por kilómetro, con la concentración no las escuchaba.

Mientras el cuenta kilómetros marcaba los 17KM, haciendo cuentas no me salían los tiempos, pero acto seguido el cartel de 18KM me dio una alegría, se había comido 1KM mi movil y era posible llegar al 1.45min, solo quedaban 3KM. Llegados al KM19 la liebre de 1.45 apareció por mi derecha, cortando por las aceras de forma descarada y con ella un pelotón de quince personas que me desplazó.

La liebre fue tirando y se alejaba, intentaba resistir en el último kilómetro que era bajada pero no podía seguir el ritmo, me dolía todo , faltaban 600 metros y decidí mirar el crono, 1.42 aun era posible, ya había casi llegado no me podia rendir en los últimos metros y apreté al máximo. No era un sprint pero era un ritmo fuerte, quedaban dos calles y la recta, la gente se agolpaba en los últimos quinientos metros, mientras sacaba las fuerzas del velocista que llevaba dentro, no pensaba en que me dolían las piernas, simplemente que marcaba 1.43 el reloj, la gente nos iba animando e incluso me daban ánimos por mi nombre (impreso en el dorsal), veia mi cara de ir al máximo.

Giré la última calle y llegaba la recta de meta que tenia mas de doscientos metros en los que divisé a la liebre, 1.44, continué con el ritmo a 3min/km hasta el final, no queria que cambiara de minuto el reloj, supere a la liebre y llegue a meta.

Marcaba 1.44.50, lo había conseguido, necesitaba respirar, me senté y en pocos segundos ya estaba recuperado. Estaba feliz y contento, había conseguido mi objetivo. Era hora de volver, las lagrimas de la emoción casi cayeron, del esfuerzo , de la alegría, del desgaste, de ganarme a mi mismo, de conseguirlo en 21.097 metros sin cortar una sola esquina, realizando el trazado correcto, el bello se ponía de punta, era una sensación.

En ese momento, ese momento gratificante te recuerda porque lo haces, porque corremos, porque competimos si no vamos a ganar nada, porque no superamos si nadie le va a importar lo que agamos, por sentir las emociones de ganar aunque no hayamos llegado el primero, por sentir el calor del público aunque no conozcas a nadie, por sentirnos realizados y haberlo dado todo aunque mañana nos levantemos para trabajar y nos duela todo.

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